Eso
que ya muchos llaman el nuevo orden mundial nos conduce a pasos
agigantados hacia una sociedad uniforme, plana, monótona, formada
por individuos planos y adoctrinados, carentes de criterio propio y agresivos con los que no la aceptan. Ahora, la ideología de
género como parte de la ingeniería social que se aplica en los colegios para
conseguirlo, está siendo una de las armas más efectivas. Se
persigue conformar al ciudadano de las cuatro S, Sumiso, Sano,
Seriado y Solitario. Para ello es vital la desintegración del núcleo
principal de nuestra identidad, la familia, ese es el blanco a batir.
Feminismo radical, ley de violencia de género, perversión del significado de las palabras y vidas virtuales en
las redes sociales, enfrentan y aíslan a los individuos, creando
enemigos donde antes había unidad, debilitándolos, volviéndolos vulnerables y manipulables frente al sistema. Cada impulso que
tenemos, cada idea que creemos propia, hay que analizarla para ver
si realmente es nuestra, porque si no es así, es que estamos siendo
manipulados. El estado por encima de la patria potestad, está educando a nuestros hijos y ay del que se resista a ello. La falsa tolerancia que aparentemente les inculcan, esconde detrás un fanatismo intolerante con todos aquellos que no se dejan educar, que quieren ser ellos mismos y tener su propia forma de pensar. Lo que está pasando es grave y les estamos dejando hacer. Pronto, si no ya, será muy tarde para reaccionar y ni siquiera tendremos la capacidad de darnos cuenta de lo que nos han hecho.
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